Como viene siendo habitual en estos últimos trece años, y espero que muchos más gracias al esfuerzo y disciplina de nuestro ejército, La Legión, por fin llega el día del gran evento, el día que habéis esperado muchos, el día de la cada vez más famosa “La 101 de Ronda”.
Desde muy tempranas horas de la mañana intuimos que empiezan a llegar ciclistas al estadio de Ronda para coger una buena posición en la salida. Y ahí estamos nosotros, unos cuantos socios de la UNIÓN CICLISTA MARTÍNEZ OLIVER no tan temprano como otros, pero con una hora de adelanto, que no se nos hacía tarde vamos, pero ya había unos 2000 ciclistas delante nuestra, o sea, según mis cálculos nuestras posiciones eran desde el 2001 al 2007, y os los presento por orden, casualmente se encontraba en la posición dos mil uno, mi amigo Pepe Álvarez, ansioso por escuchar el cañonazo que anuncia la salida, y empezar a adelantar gente y entablar una lucha encarnizada, él y su reloj, el cronómetro, el gran rival de muchos participantes, detrás, el señor Manolo, pendiente de la rueda de Pepe para ver hasta donde podría sujetarla, una empresa nada fácil de acabar con éxito, a continuación Jose Andrés, dispuesto a pelear hasta el final, o a tirar la toalla si algún compañero necesitara una rueda y un rebufo para cobijarse, he aquí un servidor, sin prisas pero sin relajarse, hasta que los calambres y fatiga por falta de entrenamiento pusieran punto y final a un ritmo insistente y cabezón, a mi derecha Juan Hernández, apuesta segura para terminar, con su ritmo tranquilo calculador pero sin pausas, a éste lo sigue Raúl, este año desentrenado, haciendo una ruta tranquila, de acorde con los kilómetros acumulados en entrenamientos pasados, todos sabemos que otros años ha estado mucho más delante, y por último en la posición dos mil siete, se encontraba Manuel Berenguel, dispuesto a hacer el recorrido deprisa o despacio, más rápido o más lento, el objetivo es terminar y vencer a sus grandes enemigos y perseguidores, que lo van limando cuesta abajo y lo retuercen cuesta arriba, últimamente en las rutas largas, siempre van con él, esos son “los calambres”, calambres, que casi todos tuvimos a causa del día de calor que hacía por la zona.
Estas fueron las posiciones de salida, que casualmente, o porque así os lo estoy contando, coincidieron con las de llegada, los tiempos entre todos nosotros, no importan, para mí llegamos todos juntos, anécdotas en el recorrido, como siempre hay muchas, las más importantes y con las que más cuidado hay que tener, las caídas que hay demasiadas, y algunas de gran gravedad. En el transcurso de la marcha nos encontramos con más gente de éste club de Almería como los hermanos Guillén, Arístides, nuestros “queridos enemigos” de la MTB del Alquián los dos Juan Carlos, y algunos más.
Como anécdota y ejemplo a seguir, aunque los cronómetros nos vayan pinchando, destacaría como me acercaba a un gran grupo de veinte corredores parado a la orilla del camino, parecía que había pasado algo grave, al llegar a su altura, cual es mi sorpresa, que están arreglando un pinchazo, y otro corredor que pasaba conmigo, los felicita diciendo “eso sí es un club, eso es compañerismo”. En definitiva es otra forma de entender el ciclismo, que hay que poner en práctica de vez en cuando.
Esta marcha nos la hacen dura desde el momento que se abre la inscripción, hasta que superas el último metro del empedrado de la famosa cuesta del cachondeo, a partir de aquí, es cuando te das cuenta de que ya lo has conseguido y comienzas un recorrido de 800 metros por Ronda, que es la recompensa de la larga caminata que te has metido entre pecho y espalda, sin importarte en esos momentos ni la posición, ni el tiempo invertido, y por unos instantes desaparece el hambre, dolores de piernas y todas las fatigas que arrastramos, por la subida de adrenalina que te produce el ver como en la llegada te están esperando gran cantidad de público y todos los medios de organización desplegados por la legión para agradecerte y recompensarte el esfuerzo realizado para llegar a éste final.
Gracias a todos.
Desde muy tempranas horas de la mañana intuimos que empiezan a llegar ciclistas al estadio de Ronda para coger una buena posición en la salida. Y ahí estamos nosotros, unos cuantos socios de la UNIÓN CICLISTA MARTÍNEZ OLIVER no tan temprano como otros, pero con una hora de adelanto, que no se nos hacía tarde vamos, pero ya había unos 2000 ciclistas delante nuestra, o sea, según mis cálculos nuestras posiciones eran desde el 2001 al 2007, y os los presento por orden, casualmente se encontraba en la posición dos mil uno, mi amigo Pepe Álvarez, ansioso por escuchar el cañonazo que anuncia la salida, y empezar a adelantar gente y entablar una lucha encarnizada, él y su reloj, el cronómetro, el gran rival de muchos participantes, detrás, el señor Manolo, pendiente de la rueda de Pepe para ver hasta donde podría sujetarla, una empresa nada fácil de acabar con éxito, a continuación Jose Andrés, dispuesto a pelear hasta el final, o a tirar la toalla si algún compañero necesitara una rueda y un rebufo para cobijarse, he aquí un servidor, sin prisas pero sin relajarse, hasta que los calambres y fatiga por falta de entrenamiento pusieran punto y final a un ritmo insistente y cabezón, a mi derecha Juan Hernández, apuesta segura para terminar, con su ritmo tranquilo calculador pero sin pausas, a éste lo sigue Raúl, este año desentrenado, haciendo una ruta tranquila, de acorde con los kilómetros acumulados en entrenamientos pasados, todos sabemos que otros años ha estado mucho más delante, y por último en la posición dos mil siete, se encontraba Manuel Berenguel, dispuesto a hacer el recorrido deprisa o despacio, más rápido o más lento, el objetivo es terminar y vencer a sus grandes enemigos y perseguidores, que lo van limando cuesta abajo y lo retuercen cuesta arriba, últimamente en las rutas largas, siempre van con él, esos son “los calambres”, calambres, que casi todos tuvimos a causa del día de calor que hacía por la zona.
Estas fueron las posiciones de salida, que casualmente, o porque así os lo estoy contando, coincidieron con las de llegada, los tiempos entre todos nosotros, no importan, para mí llegamos todos juntos, anécdotas en el recorrido, como siempre hay muchas, las más importantes y con las que más cuidado hay que tener, las caídas que hay demasiadas, y algunas de gran gravedad. En el transcurso de la marcha nos encontramos con más gente de éste club de Almería como los hermanos Guillén, Arístides, nuestros “queridos enemigos” de la MTB del Alquián los dos Juan Carlos, y algunos más.
Como anécdota y ejemplo a seguir, aunque los cronómetros nos vayan pinchando, destacaría como me acercaba a un gran grupo de veinte corredores parado a la orilla del camino, parecía que había pasado algo grave, al llegar a su altura, cual es mi sorpresa, que están arreglando un pinchazo, y otro corredor que pasaba conmigo, los felicita diciendo “eso sí es un club, eso es compañerismo”. En definitiva es otra forma de entender el ciclismo, que hay que poner en práctica de vez en cuando.
Esta marcha nos la hacen dura desde el momento que se abre la inscripción, hasta que superas el último metro del empedrado de la famosa cuesta del cachondeo, a partir de aquí, es cuando te das cuenta de que ya lo has conseguido y comienzas un recorrido de 800 metros por Ronda, que es la recompensa de la larga caminata que te has metido entre pecho y espalda, sin importarte en esos momentos ni la posición, ni el tiempo invertido, y por unos instantes desaparece el hambre, dolores de piernas y todas las fatigas que arrastramos, por la subida de adrenalina que te produce el ver como en la llegada te están esperando gran cantidad de público y todos los medios de organización desplegados por la legión para agradecerte y recompensarte el esfuerzo realizado para llegar a éste final.
Gracias a todos.
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